Se solucionará el correo basura, por medio de cambios en el protocolo que exigirán autenticar la dirección del remitente y su identidad. La legislación, en cambio, seguirá protegiendo los envíos masivos de publicidad debido a los intereses económicos en juego.
Resurgirán las comunidades en línea, tras las crisis de los grupos de noticias, el correo y los foros basados en web. Los blogs han sustituido a estas herramientas, en parte, hasta el momento, pero no dejan de ser esencialmente individuales.
Se podrá «bloguear» sin escribir, o por lo menos recopilar y hacer constar nuestras opiniones, preferencias, etc. Sólo uno de cada mil usuarios de Internet escribe y publica, pero las opiniones de los demás también son una fuente valiosa de información. Google, que cuenta el número de veces que una página está enlazada, y Alexa, que cuenta las visitas, son ejemplos de ello.
Habrá por fin personalización y cada uno de nosotros podrá recibir y leer aquella información que realmente le interesa, seleccionada a partir de cientos o miles de fuentes. El RSS es sólo el principio de esta revolución.
Llegarán por fin los objetos de aprendizaje o recursos de aprendizaje, que serán en su mayoría libres y gratuitos, convirtiéndose así la Internet en una alternativa viable a la educación tradicional. Por suerte: ya que los recortes presupuestarios agravarán la crisis del sistema educativo.