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El rol de las bibliotecas en la pandemia
Bibliotecas en la pospandemia. Foto: Istock/JackF
A dos años del inicio de la pandemia, las bibliotecas han experimentado cambios en sus servicios y propósitos. En artículos anteriores hemos hablado acerca de su capacidad para reinventarse, así como su potencial de ser lugares de aprendizaje y facilitadoras para la creación de comunidades estudiantiles. Ante el inminente cierre de muchas y la limitación de actividades para otras, los bibliotecarios han tenido que mantenerse creativos para adaptarse a una normalidad que sigue sin permitir la presencialidad pre-pandemia.
La renta de libros y los eventos en línea, el préstamo de libros sin contacto, las actividades al aire libre con los protocolos y medidas de prevención se han vuelto la base de la supervivencia de las bibliotecas, sino de las comunidades que apoyan. Para quienes realizan el trabajo dentro de estos edificios es claro que la labor ya no solamente se trata de conservar y prestar colecciones de libros, ni siquiera de compartir conocimiento, sino de ofrecer una semblanza de normalidad social y cognitiva que no esté ligada al consumo. Las bibliotecas son uno de los pocos espacios públicos a los que se puede acceder sin la expectativa de de un gasto, por eso es tan importante asegurar su continuidad en un panorama pospandemia. ¿Cómo se está logrado esto?
Los aprendizajes obtenidos desde el inicio de la pandemia le han dado a los bibliotecarios las herramientas para abrir el espectro a más actividades didácticas y sociales. Las mejores bibliotecas hoy en día cuentan con laboratorios computacionales, cuartos de conferencias, estudios para grabar podcast y editar videos, cafeterías, experiencias educacionales para niños, y hasta cocinas para aprender sobre culturas diversas a través del proceso de hacer platillos típicos.
Aún con el cierre o disminución de de las actividades públicas que ha provocado la variante Omicron, la biblioteca mantiene servicios como los préstamos sin contacto. Una persona puede pedir un libro en línea y recoger la copia física en un casillero, dentro de un área segura con poco aforo dentro de las instalaciones.
“Este año ha sido una montaña rusa. Hubo innovación constante y tratamos de encontrar maneras de servir a la gente lo mejor que pudiéramos”, comentó Megan Allen, Directora de Bibliotecas en Quincy, Massachusetts para The Boston Globe. Gracias a la inventiva de los profesionales del rubro las bibliotecas no sólo han permanecido activas, se han vuelto más populares. A pesar de este progreso, el capital invertido para mantener estos desarrollos así como un sueldo digno para los bibliotecarios no ha sido proporcional a los esfuerzos realizados.
En Estados Unidos, el gobierno no ha podido respaldar por completo las bibliotecas públicas en 27 años, el 86 % de los fondos provienen de las arcas locales. En la última década, el presupuesto total de Inglaterra para mantener sus bibliotecas bajó un 25 %, mientras que en Canadá los recortes del estado han sido tan severos que en algunas instancias han alcanzado el 50 % del presupuesto.
La oferta y la demanda para los servicios que ofrecen las bibliotecas existe, el problema que podría poner en riesgo su continuidad no es la digitalización, ni una disminución de las copias físicas de libros, ni siquiera la pandemia; es la falta de disponibilidad de fondos públicos para asegurar que continúe como un recurso gratuito. Este momento, en el que las bibliotecas son un bastión del acceso al conocimiento y de las actividades que cuidan la salud social y mental del público, es tiempo idóneo para evaluar las aportaciones de estas instancias y hacer lo posible por conservarlas en la forma que las conocemos.
¿Has visitado tu biblioteca local este año? ¿Qué programas maneja? ¿Te has beneficiado de alguno? ¿Cuál es tu postura con respecto a las bibliotecas, su rol dentro de la pandemia y a futuro? Cuéntanos en los comentarios.
El maestro que busca que todos se enamoren del braille
Artículo publicado originalmente en TecReview.
El sonido del braille es igual al pop que hacen las palomitas de maíz. Las personas que ven, escriben con papel y lápiz, mientras las personas ciegas usan una cartulina, regleta (una especie de regla con perforaciones) y un punzón (que parece una aguja de coser). Y para construir cada letra tienen que hacer cuatro o cinco perforaciones en el papel. Ese sonido, el del punzón abriendo la hoja, enamoró a Juventino Jiménez Martínez. Él es indígena Ayuujk con discapacidad visual, maestro de este sistema y activista por los derechos indígenas y personas con discapacidad.
Juventino aprendió braille cuando tenía 10 años. En ese entonces era débil visual y el uso de esta herramienta era optativa. “Me gustaba cómo sonaba cuando lo escribían y por eso quise aprenderlo. En ese entonces no sabía que me quedaría ciego y ésta sería una de mis más amadas herramientas”, dice. Este sistema de escritura y lectura en puntos de relieve es una de las pocas maneras en las que una persona con discapacidad puede saber cómo se escriben las palabras.
Cuando Juventino comenzó a aprender este lenguaje solamente sentía un universo de puntos en sus manos, con el tiempo se dio cuenta de que –para él– leer en braille, es un placer. “Puedes sentir en las yemas de tus manos la construcción de una letra, de una palabra. Puedes palpar cada signo de puntuación, conocer cómo se forma una oración”. Juventino también es maestro de este lenguaje. Cuenta que los jóvenes ya no quieren aprenderlo porque para ellos es suficiente con los softwares que leen las pantallas de sus computadoras o celulares. Pero este sistema es la única herramienta que tienen los ciegos o débiles visuales para aprender ortografía y la construcción del lenguaje escrito. Es como si una persona normovisual o que ve, solo usará audiolibros, pero nunca hubiera leído o visto una palabra. “Algunos dicen que han leído muchos libros, pero en realidad los han escuchado, no saben leer, no conocen las palabras”, explica.
La tecnología puede ayudarEn nuestro país no se ha trasladado el uso de este sistema en las tecnologías, solamente existen pocas iniciativas para adaptar este lenguaje. Por ejemplo, iOS tiene la opción de un teclado braille para que las personas con discapacidad visual puedan escribir a la misma velocidad que cualquier otra persona y sin necesidad de dictar. “Es una herramienta maravillosa donde usas seis dedos, eso te hace muy veloz. Es gratis y escribes con mucha precisión”, dice Juventino. Éste es uno de sus argumentos más fuertes para convencer a los jóvenes de que aprenda el lenguaje de puntos.
También existe un dispositivo llamado líneas braille, éste se conecta a computadoras, tablets o celulares y realza los puntos de las palabras que están en la pantalla. Pero cuestan entre 50,000 y 70,000 pesos. “Tener discapacidad sale caro, porque tienes que usar herramientas adicionales a las que usa una persona que ven: como un perro guía, softwares y otros”, dice Juventino.
Un océano de libros y apenas 200 títulos en braillePara Juventino no hay nada más placentero que sentir cada letra de las palabras que conforman un cuento o una novela, pero cuando estudiaba se dio cuenta de la carencia de libros en braille. Estudió en la Escuela Primaria de Niños Ciegos y Débiles Visuales en la Ciudad de México, a partir de la secundaria cursó en escuelas regulares y recuerda que los profesores le pedían leer libros, pero creían que era tan sencillo como ir a la biblioteca y pedirlo.
“El sistema braille está en proceso de desaparición porque los niños y jóvenes no lo están aprendiendo en la educación inclusiva”, dice este docente. (Foto cortesía del entrevistado)
De acuerdo con Juventino, los libros de braille que existen no rebasan los 200 ejemplares y todos son literatura, como Don Quijote de la Mancha y algunas obras de Gabriel García Márquez. Son pocos por tres razones: el costo de la impresora, del papel y lo complicado de traducir de tinta a puntos con relieve.
Una impresora braille equivalente a una de oficina o casa cuesta por lo menos 100,000 pesos mexicanos, a partir de ahí el precio sube de medio millón hasta un millón de pesos mexicanos. La Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos tiene impresoras noruegas que cuestan millones de pesos. El papel que usan es costoso porque es más grueso que el normal, debe ser una cartulina bristol de 180 gramos.
Y por último, la traducción es difícil. “No solo se trata de traducir y mandar a imprimir, hay que ver cómo queda el formato porque por cada cuartilla en el braille son en promedio tres”, detalla. Ahora existe un nuevo método que se llama interpunto, este permite imprimir a ambas caras, lo que ahorra la mitad del espacio.
No existen textos académicos para ciegos“Los ciegos no solo leemos literatura, también necesitamos textos académicos”, explica Juventino. En la licenciatura y maestría, para él era difícil leer al mismo ritmo que sus compañeros, porque dependía del software de lectura de pantalla que no es muy exacta y menos en textos de sociología.
A veces, tenía que escuchar varias veces una oración para entender completamente el sentido. “Nuestra deficiencia no nos limita, nos limitan las barreras de la sociedad”, comenta. Por esta razón, cofundó el proyecto Letras Habladas en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y de la asociación Punto Seis para crear, imprimir o grabar los títulos académicos que no existían. Actualmente, imparten licenciaturas en historia, sociología, antropología, ciencia política y promoción de la salud. Para las que ya cuentan con un acervo de textos en braille o audiolibro.
Que el braille no mueraDesde la secundaria, Juventino carga con regleta, punzón y hoja. Fue la forma en la que podía tomar apuntes importantes. Ahora lo usa para escribir direcciones o teléfonos en calles peligrosas. “Nadie va a querer robar mi regleta, pero mi celular sí”, explica entre risas.
“No debemos permitir que el legado de Luis Braille desaparezca, debemos repensar la forma de seguirlo enseñando y utilizando en todos los ámbitos de la vida”, dice Juventino y recomienda que las personas con discapacidad visual usen este lenguaje para valerse por sí mismos: “Yo escribo los números de mi tarjeta bancaria, mi número de cliente y otros datos importantes para no pedir ayuda a la hora de realizar un trámite o una llamada”.
Recomendaciones para las personas normovisuales o gente que ve:Si chateas por WhatsApp con un ciego, usa todos los signos de puntuación, puedes usar emoji, pero no stickers, porque no los describe ningún sistema.
“No omitan comentarios o palabras, hablen de forma natural. Los ciegos también tenemos humor negro”, recomienda Juventino.
Y a los editores de libros les pide que hagan más accesibles los títulos para personas con discapacidad, porque muchas veces la única manera de acceder a un texto es romper candados para pasar el texto a Word.
AI teaches brain tumor surgery better than human experts
This is a headline guaranteed to catch your eye, and possible to cause howls of protest. Here's the claim: a study (15 page PDF) has found that "in a remote environment, an artificial intelligence (AI) tutoring system can outperform expert human instructors." Specifically, "In this randomized clinical trial, VOA feedback demonstrated superior performance outcome and skill transfer, with equivalent OSATS ratings and cognitive and emotional responses compared with remote expert instruction." Why? "It helped students achieve higher expertise by bringing awareness to their metric goals during resections and setting measurable performance objectives, 2 effective strategies of learning theory." Moreover, "This AI intervention saved approximately 53 hours of expert supervision and formative assessment over 13 weeks compared with the instructor group while resulting in comparable OSATS scores." Something to think about.
Web: [Direct Link] [This Post]Book review: Teaching in the Post Covid-19 Era
Fayed, I. and Cummings, J. (2021) Teaching in the Post Covid 19 Era Springer: Cham, Switzerland, 764 pp This is a longish post – you may want to jump to my review at the end. What is the Book About? The book is sub-titled World Education Dilemmas, Teaching Innovations and Solutions in the Age of […]
The post Book review: Teaching in the Post Covid-19 Era first appeared on Tony Bates.
SAS Virtual Learning Portal Offers Students Free Training in Analytics Skills
Educational Robotics Market to Reach $4 Billion by 2028
The next evolution of blockchain in higher ed
This article covers a report (102 page PDF) from the American Council on Education (ACE) on the Education Blockchain Initiative, funded by the U.S. Department of Education. This initiative includes Blockchain Innovation Challenge and the report covers the development of that project. Four projects involving teachers and educational resources are featured. Overall, the use cases focus on learning and employment records (LER), verifiable credentials (VC), and decentralized identifiers (DID). The value of the report is the detailed description it offers of each of the projects, from use cases to the development of a minimum viable product (MVP) and subsequent development. Related: ACE Education Blockchain Initiative.
Web: [Direct Link] [This Post]Survey: 1 in 4 Students Say They're Assigned Too Many Learning Tools
TooShare, the first African educational social network on its way to revolutionise EdTech
This feels more like a press release than a news article, but the existence of TooShare should be noted. According to the article, "TooShare is a new concept that is 100% African and that combines an e-learning platform and a social network. Its objective is to share knowledge by connecting learners, trainers and training institutes through a technological environment that uses the codes and features of social networks, coupled with a Learning Management System." I'm not sure that this is new, exactly, but if it earns some success, all the better.
Web: [Direct Link] [This Post]A Tech Talent University?
Alex Usher responds to an op-ed in the Globe and Mail where Sheldon Levy, interim president of University Canada West (UCW), discusses a UCW white paper (28 page PDF) proposing (in Usher's words) "there should be a university entirely devoted to the techsector, which involves a lot of work-integrated learning and the participation of firm representatives on committees that design and modify curriculum." Usher's four questions boil down to two good ones: why focus on the tech sector, rather than tech skills? And why not a polytechnic, instead of a university? But more, to me, this illustrates the issue that arises when industry designs education: it serves its own interests, rather than the students'. And that's why the education sector needs to be arms-length from industry, in my view.
Web: [Direct Link] [This Post]Rethinking student transcripts to include skill development
I think this is a pretty challenging concept, not in the sense that it's hard to understand, but in the sense that it may be hard to accept. This article looks at the UBC political science rich transcript, which does a few things over and above providing a list of the course grades. First, it presents an overview of the course contents in a word cloud. Second, and more significantly, it "captures a student’s skills training across 23 areas by tallying the number of political science courses a student completed in which a specific skill was one of the course learning outcomes." It also describes the type of assignments completed and the student's participation in group work. It's problematic, at least to me, because the measures are outside the student's control. For example, the score of '6' in 'work effectively with others' isn't a grade, but merely the number of courses where this is identified as an outcome.
Web: [Direct Link] [This Post]Where’s the audience for student publications? Most of them aren’t reading print newspapers
The University of Calgary Gauntlet - where I was an editor in the 1980s - printed its last weekly newspaper on paper in 2017. But it updates daily online. That pretty clearly is the future of news media generally, though it still comes as a surprise to many. That's why I find it so odd that student newspapers in the U.S. are still pondering their future. Where should they put their efforts? Well, not TikTok or Twitter, though that's part of the picture. It's POSSE - Publish on Own Site, Syndicate Elsewhere. Anything else puts you at the mercy of the platform. Though newspapers, which are experimenting with Facebook and Google's AMP, haven't really learned that lesson either.
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