Según el Ciberpaís de ayer, el Surpemo ha fallado a favor de que, bajo ciertas condiciones, los clientes que encarguen software a medida tengan derecho a acceder al código fuente. Las condiciones son: que sea necesario para la finalidad del programa, que sea para la trasnformación del programa dentro de un uso razonable y siempre que no lo impida expresamente el contrato.
A las empresas desarrolladoras de software, evidentemente, no les ha hecho mucha gracia la sentencia. Pero la medida es necesaria para evitar que el cliente quede permanentemente "en manos" del desarrollador.
Un pasito más hacia el software de código abierto.