Por qué el acceso abierto debe ser una cuestión clave para los líderes universitarios

Artículo de Martin Hall, director del JISC y rector de la Universidad de Salford, en The Guardian. Vía Jesús Salinas.

Las universidades son actualmente máquinas digitales. Pero muchas de las decisiones que como resultado se tienen que tomar, no son técnicas en absoluto. Tratan acerca de la naturaleza de la investigación y sus beneficios públicos, acerca de cómo se llevan a cabo el aprendizaje y la enseñanza y cómo afrontamos difíciles problemas éticos.

Una de las cuestiones más importantes, argumenta Hall, es la del acceso abierto al conocimiento. En la mayoría de campos de estudio, el volumen de publicaciones excede cualquier posibilidad de revisión manual. Por otra parte, el ritmo de la innovación tecnológica, junto con el coste decreciente del ancho de banda, el almacenamiento digital y la capacidad de proceso, permiten un flujo instantáneo de datos a nivel mundial. "Estos flujos masivos de datos digitales son la nueva materia prima de la investigación. En el caso de problemas de alta complejidad, como el cambio climático, la epidemiología, la estabilidad financiera o la exploración espacial, el acceso a los grandes datos globales es ya una condición básica para que la investigación pueda tener lugar."

Lo que se requiere, según Hall, son políticas y protocolos apropiados y eficaces que garanticen el acceso tanto a las publicaciones de investigación como a los conjuntos de datos masivos. Las búsquedas automatizadas de publicaciones no son factibles con requisitos de suscripción y muros de pago de por medio. De ahí el debate actual sobre el acceso abierto "verde" (repositorios) y el acceso abierto "dorado" (las revistas).

Y no se trata sólo de la investigación. "La apertura también es fundamental para el desarrollo continuado del aprendizaje y la enseñanza". Los MOOC han acaparado últimamente todos los titulares, pero hay más innovación pedagógica en marcha, como en las metodologías del estilo de la flipped classroom (los alumnos disponen de todo el material antes de la clases y así se libera tiempo para interactuar con el profesorado), a menudo situando los medios sociales en el centro del diseño del curso.

Nuestras universidades se construyeron sobre la base de la dificultad del acceso al conocimiento, prosigue Hall. Pero hoy la información está disponible en cualquier momento y en cualquier lugar por medio de interfaces y dispositivos baratos que saben dónde estamos. El aprendizaje y la enseñanza tienen que dar sentido a este mundo de desconcertante apertura, con todas sus oportunidades y peligros en aumento.

Los especialistas en tecnologías digitales son importantes en todas las universidades; los necesitamos para que funcionen nuestros sistemas y para prever las próximas innovaciones que requerirán inversiones y cambios en la manera de trabajar. Pero las cuestiones estratégicas y éticas que surgen del rápido y vasto progreso de las tecnologías digitales -y particularmente de la apertura del conocimiento y sus consecuencias- incumben a cualquier persona en una posición de liderazgo, ya sea el coordinador de un programa académico, un decano, o un rector. Todas las universidades son ahora digitales, y toda la investigación y la enseñanza serán moldeadas por el cambio tecnológico continuo.